Neoliberalismo versus derechos humanos: perspectiva desde el pensamiento decolonial | por Rafael Ramos - MPPRE

Neoliberalismo versus derechos humanos: perspectiva desde el pensamiento decolonial | por Rafael Ramos

El concepto tradicional de los derechos humanos se ha desarrollado desde la visión eurocéntrica y norteamericana, junto con el surgimiento del Estado moderno de derecho y su objetivación formal: la constitución o el contrato social. Esto nos obliga a hacer algunas determinaciones para comenzar este breve ensayo. En principio, el concepto de constitución al que hacemos referencia es una invención del siglo XVIII, aunque con importantes antecedentes en la Inglaterra del siglo XVII (Bill of Rights de 1689). Será con la Declaración de Virginia de 17761 cuando inicia un proceso evolutivo en torno a la formalización y defensa jurídica de los derechos humanos. En este orden de ideas, el pensamiento moderno ha reconocido tres (03) momentos conceptuales sobre los derechos humanos. El primero, se refiere a la protección de los derechos individuales, imponiéndole al gobernante la obligación de no interferir en la esfera privada del particular, excepto cuando la ley lo faculte para ello. El segundo momento surge con la Constitución Francesa de 1848, la cual trae consigo un papel activo del Estado en la prestación de servicios públicos a favor de los particulares. Finalmente, un tercer momento emerge de los efectos devastadores de la Segunda Guerra Mundial, propiciando la cooperación entre los Estados y la solidaridad internacional. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, o su inmediato antecedente, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, fundamentaron tales derechos en la dignidad del ser humano2. El término derecho encuentra su origen etimológico en el latín directum, lo que rige, lo que es recto o tiene rectitud. Aplicada al caso que compete, significaría “respetar la dignidad de los humanos”3. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada por la IX Conferencia Interamericana el 2 de mayo de 1948, señala en su preámbulo que “Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. El término dignidad se ha hecho presente en prácticamente en la gran mayoría de los instrumentos jurídicos que implican la protección de los derechos humanos. No obstante, conviene preguntarse si la garantía de esta dignidad es posible bajo el modelo neoliberal. En América Latina, desde su invasión de 1492, se instauró un pensamiento teológico-filosófico que cuestionó y negó la existencia del “otro”, encubriendo su humanidad4. El mayor exponente de tales concepciones fue el Fray Gines de Sepulveda (1490-1573), quien justificaría la “desigualdad-inferioridad” de los pueblos originarios de nuestra América, al señalar que los indígenas no reunían las condiciones necesarias para ostentar derechos humanos. Bien se puede argumentar que los tiempos de Sepulveda son remotos. Sin embargo, la razón colonizadora de su pensamiento se encuentra subjetivada en nuestros pueblos como resultado el proceso socio-histórico de los últimos quinientos años. Lo cual quiere decir que el neoliberalismo, el producto más definido de este pensamiento, alberga dentro de si los resabios de la concepción inhumana de la conquista y la colonia. Hoy más que nunca nuestras realidades indoamericanas invitan a revisar categorialmente nuestra historia, nuestra política, nuestra filosofía y nuestra cosmovisión del mundo; esto pasa, inevitablemente por repensar la concepción que manejemos de los derechos humanos. Para ello, constituye una tarea ineludible visibilizar las realidades de los pueblos que históricamente han sido explotados en todo el sentido del término. Una realidad inocultable La teoría y visión del sistema civilizatorio neoliberal, sus concepciones de desarrollo y progreso, demuestran ser en realidad un fracaso. Se vienen abajo como castillo de naipes, derrumbado por el soplo de las realidades de las grandes mayorías de los pueblos del mundo. El huracán impulsado por las organizaciones populares y los movimientos sociales en todo el cono sur hoy son la muestra fáctica de los que aquí se afirma. Los principales gobiernos neoliberales de los países miembros del autodenominado “Grupo de Lima”: Chile, Perú, y Colombia, quienes en los últimos años han mostrado un afán injerencista sobre la República Bolivariana de Venezuela. Son penosamente los menos indicados para dictar consejos sobre democracia y derechos humanos. El Chile de Sebastián Piñera se encuentra sumido en una profunda crisis social como resultado acumulado de 30 años de neoliberalismo. El punto detonante de las recientes protestas se encuentra en el incremento del pasaje del Metro de Santiago, uno de los más caros de la región5. Luego de decretar un estado de emergencia, establecer un toque de queda y militarizar el país, se cuentan 23 personas fallecidas durante las manifestaciones6. Aunado a esto, se computan miles de heridos y privados de libertad producto de una represión desmedida al estilo Pinochet. El funcionamiento del modelo neoliberal precisa de un aparato represor que contenga el descontento del movimientos populares. Respecto a Colombia, una suerte de tanatocracia se impone a través del asesinato sistemático líderes y lideresas sociales. Para hacernos una muy breve idea, podríamos acotar que durante 2016 se reportaron 143 asesinatos de defensores de derechos humanos según la ONG Front Line Defenders7. Según el Informe de DDHH de la Cumbre Agraria del 2016: “73 de los 94 homicidios de defensores de Derechos Humanos presuntamente fueron realizados por paramilitares, 3 por el ejército nacional, 4 por policía nacional ESMAT, y 14 perpetrados por desconocidos”. En cuanto Perú, es importante mencionar que este país padece una profunda crisis político-judicial cuyo eje transversal radica en la corrupción. Este contexto político es acompañado por una crisis social en el sector de la salud. Por ejemplo, cifras del Ministerio de Salud del Perú (2017) alarman sobre la sostenibilidad de sus derechos humanos: “620.000 niños peruanos menores de 3 años padecen anemia, y 410.000 infantes menores de 5 años presentan desnutrición crónica; en total, más de un millón de infantes que representan el 43.5% de tal población presentan esas graves condiciones”.  Contradicción neoliberalismo y derechos humanos La pobreza, la desigualdad y la exclusión social son el producto real de la violencia de la racionalidad moderna y de su modelo económico neoliberal. En la realidad los derechos humanos son los derechos de una “particularidad” de la población:

Con la inteligibilidad o sentido de la sociedad moderna, esto es, como relaciones de dominación, de ahí que siempre se termina afirmando que frente a las relaciones despóticas propias de las formas comunitarias, donde no se respeta al individuo ni la libertad de este, es siempre mejor y preferible la sociedad moderna, donde supuestamente son respetados todos los derechos humanos, los que, (hay que decirlo), en definitiva son los derechos que la burguesía moderna concibe como humanos, los cuales, como ya estamos viendo, reconocen solo a un tipo de humanidad, y no así a la humanidad en general, es decir, los derechos humanos modernos son derechos de una parte o porción de la humanidad y no de la humanidad toda. Por ello, ahora podemos decir que no son universales, sino particulares8.

Quedará en nosotros, los indoamericanos, los del sur, continuar el proceso de valoración de nosotros mismos, desde nuestro horizonte histórico-cultural. Para así adelantar categorías, teorías y procesos verdaderamente liberadores para el futuro de la vida en nuestro planeta y de los Derechos Humanos. Esto pasará, inevitablemente, por hacer más humana a la humanidad.

Rafael Ramos

 Notas:

1 Fue un documento que proclamó que todas las personas tienen derechos naturales, que les son inherentes, y llamó a los estadounidenses a independizarse de Gran Bretaña. Es considerada la primera declaración de derechos humanos moderna.

2 Declaración Universal de los Derechos Humanos, 10 de diciembre de 1948 y Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre del 2 de mayo de 1948.

3 José Juan Del Col. Diccionario auxiliar español-latino para el uso moderno del latín. Bahía Blanca -Argentina. Instituto Superior Juan XXIII, 2007. P.p. 310.

4 Consultar la tesis de Enrique Dussel. El Encubrimiento del Otro. Hacia el Origen del Mito de la Modernidad. Ediciones ABYA-YALA. Quito-Ecuador. 1994.

5 Según Amnistía Internacional (2017), en Chile continúa habiendo violaciones de los Derechos Humanos, tales como el uso excesivo de la fuerza por parte de Carabineros; agresiones contra niños, periodistas y observadores de Derechos Humanos, esto nos evidencia, que la explosión social de hoy, obedece a una fuerte acumulación de injusticias, y violaciones de los derechos fundamentales del ser humano.

6 De acuerdo con la Fiscalía de Chile.

7 Informe anual sobre los defensores de Derechos Humanos en riesgo del 2016.

8 Bautista Segales. Juan José. ¿Qué significa pensar desde América Latina? Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Caracas. 2015. Pp. 219.